Desde tiempos atrás, Cartagena se ha convertido en un puerto de encuentro de Fiestas y Tradiciones; es interesante analizar la cuestión que surge a partir de la producción de identidades que se crean en el desarrollo de los procesos sociales que generan las fiestas.

La manifestación del fervor mágico y simbólico en Cartagena se ve reflejada en la religiosidad popular y con ella una serie de festividades de las cuales, una de las más esperadas es la fiesta de la Virgen de la Candelaria.

Los orígenes de dicha festividad se remontan a finales del siglo XVII con la fundación y construcción del Convento de la Candelaria a iniciativa del padre Fray Alfonso de la Cruz, el cual se empeñó en que debía ser el lugar de construcción del templo católico el Cerro de la “Popa de la Galera”, pues a una elevación aproximada a los 70 metros se podía ver el panorama Cartagenero y correspondía con la visión divina.

La fiesta de la Candelaria se ha caracterizado por reunir los aspectos profanos de la devoción religiosa, por ello se acostumbra a llevar flores y velas a la virgen al tempo, se reza, se hacen peregrinaciones y también se canta y se baila; esta fiesta es la oportunidad de una hibridación de diferentes expresiones culturales con la tradición cultural de una Cartagena devota.

A finales del mes de enero e inicios de febrero, comienzan estas tradicionales fiestas, con eventos como el festival del frito, la muestra del Bollo, el Desfile de Caballitos de Palo, Copa Candelaria, (ambos eventos son deportivos y recreativos y son representativos de los deportes y juegos cartageneros), la cabalgata, la procesión de la virgen.

Esta tradicional fiesta tiene una compleja carga cultural para los devotos, pues es la ocasión para que estos suban al Convento de la Popa en procesión y asistan a las Eucaristías y demás actos religiosos; además esta fecha esta acompañada por la gastronomía, gaitas, cumbias y danzas.

Referencias Bibliograficas

  • Unicarta 86 N° 0122/ febrero de 1999
  • Edgar Gutiérrez
  • www.Colombia.com